Los pasillos fríos de un lugar tan ajeno como mío me parecen muchas
noches hablar, repiten burlonamente el repicar de mis pasos va acechando
y podría asegurar que insolentemente se recuesta junto a mi cuerpo agotado de
el ir y venir por el tormento ajeno, monta su monologo espanta mi codiciado sueño
se apodera de las pocas horas que le restan a una madrugada que tiene la espalda arqueada
por no hacer lo que todos hacen dormir.
Se instala ronronea, provoca a mi humor que se corta hasta con el silencio, se acomoda a los pies de mis pies y con tanta ironía desnuda mis verdades mas ocultas y resguardadas, como aquellos minúsculos instantes en que me pregunto que demonios hago deambulando entre los laberintos de un edificio que arde en pesares, que hago? Soy aquel que cuando muy niño desee ser un hombre solo eso.
Cuando la hora de volver a ese que si es mi hogar me despido de aquel odioso eco de mi interior
Peo el siempre sabe que volveré y yo siempre sé que habrá un nuevo monologo que escuchar.
Te perdono
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Hoy me atrevo a romper el silencio que tenía desde hacía casi un año en
este blog, solo para decir que te perdono... Te perdono a ti que dejaste de
quer...
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